En la actualidad el proceso organizativo se ha enfocado en la capacitación de la mujer para seguir fortaleciendo el liderazgo indígena 

María Cecilia Valencia, es indígena del pueblo Nasa[1], nació en el Resguardo de Pioyá y desde sus 18 años vive en la vereda las Delicias del Resguardo San Lorenzo de Caldono de donde es oriundo su esposo, con el que a engendrando 4 hijos, dos mujeres y dos hombres.

María Cecilia es caficultora y tesorera de la Asociación de Pequeños Productores La Esperanza (ASPROLE), proceso organizativo que nace frente al bajo costo de compra del café por parte de los intermediarios. Ante este problema un grupo de personas mayores, buscaron la forma de que alguien adquiriera el café a mejor precio, Así, se dieron cuenta de que el Consejo Regional Indígena del Cauca- CRIC tenía una cooperativa con el nombre de Central Cooperativa Indígena del Cauca -CENCOIC, que nos apoyó y nos fortaleció como grupo comenta Cecilia.

Doña Cecilia cuenta que, su participación en la asociación comenzó en el año 2008 como caficultora con cuatro mil palos de café orgánico. Así, comenzó a participar en las reuniones y capacitaciones que realiza la CENCOIC con el objetivo de fortalecer la organización y la producción de cada finca. En el año 2010, cuando Cecilia llevaba ya dos años participando en los diferentes espacios comunitarios al rededor del cultivo del café orgánico, la junta de socios le reconoció sus esfuerzos y la eligieron como tesorera, cargo que hasta el día de hoy continúa desempeñando.

El grupo de caficultores bajo el nombre de LA ASOCIACIÓN DE PRODUCTORES LA ESPERANZA ASPROLE, al cual pertenece Cecilia, nació en la vereda Santa Rosa del Municipio de Caldono, departamento del Cauca, Colombia, en el año 2006 con la participación de 23 caficultores. En la actualidad son 429 socios activos donde el 80% son mujeres mayores. Gracias a este proceso las mujeres se han convertido en un referente del fortalecimiento económico y liderazgo entre las familias de la comunidad. “Los sueños de todas nosotras como productoras era vender nuestro producto y sacar adelante a nuestra comunidad, comenzando por los jóvenes, para que ellos no se involucraran en los grupos armados y en la drogadicción” menciona Irma Pilcue socia de la Cooperativa

Cecilia resalta que la cooperativa ASPROLE ha aportado a la disminución de la violencia intrafamiliar. Éste fenómeno social, es una realidad en todos los espacios comunitarios, y que sufren muchas mujeres y sus hijos.” Quizás ya hoy muchas mujeres se han capacitado y ese nuevo conocimiento, ha generado confianza y empoderamiento, aunque todavía hay mujeres que se callan frente al maltrato. Yo creo que maltrato no es solamente que a una lo ofendan con palabras o golpes, sino también la indiferencia y dependencia económica”.

El trabajo del cooperativismo en el cultivo de café, sin el acompañamiento de las Autoridades Indígenas no hubiera sido posible. Esto ha sido fundamental para la orientación a las familias productoras. Se ha hecho entender que las mujeres también tienen derechos y uno de ellos, es el derecho a la tierra, “Anteriormente una mujer no podía decir yo quiero sembrar esa mata de café, o, yo quiero tener este lotecito aparte” recuerda Cecilia.

Estas reflexiones y orientaciones, han empoderado a las mujeres permitiéndoles ganar espacios de representación comunitaria. Ellas conjugan su rol de amas de casa, el trabajo en el campo y las actividades de la cooperativa cafetera ASPROLE. Sus parejas o compañeros son conscientes de que ellas también tienen necesidades personales y se comprometen dejando un lote donde ellas puedan cultivar. Es así como se fortalece la economía familiar en el camino de una armonía en el territorio.

[1] Los nasa o paez son un pueblo indígena, que habita el departamento del Cauca en la zona andina del suroccidente de Colombia

Investigación, redacción y fotografía: Enrique Ramírez

Dirección general: M. Lara Felder

Proceso de fortalecimiento a la comunidad indígena Z-Dok.

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